lunes, 19 de agosto de 2013

Un historia que rompe estereotipos

Por Eugenia Rodríguez

Ella, como tantas, se animó a romper el estereotipo de mujer que se reproduce en los medios masivos de comunicación y en la publicidad, y que está erigido en las bases del constructo social. Entendió que si quería ser dueña de su futuro debía estudiar, dentro de sus posibilidades, algo que le permitiera trabajar y solventarse para no depender de nadie, en el incierto devenir.

Forjó un camino alternativo al rol tradicional que se les adjudica a las mujeres. Estudió, se preparó, y se decidió a asumir un rol activo como directora de un establecimiento al que destinó todos sus días para lograr mejorar, de a poco y no sin obstáculos, el desarrollo de una institución a la que "dediqué mi vida". "Sabía que los alumnos y docentes necesitaban del impulso, del ánimo, del trabajo comprometido para revertir las penosas condiciones en las que empezamos, y que hacían que muchos chicos se fueran a estudiar a otros localidades".

"La Escuelita y los perros son mi vida, son lo que más amo", dice sin temor a ser juzgada por pensamientos arcaicos, atados a esquemas tradicionales que han condenado a la mujer a su hogar, al cuidado de sus hijos.

La historia personal de Tere, refleja como tantas otras, la necesidad de abrir el pensamiento sobre cuestiones de géneros y entender que los estereotipos recortan arbitrariamente el papel de las mujeres en la sociedad, con condenas sociales injustificadas y que deben ser desterradas. La violencia simbólica aparece atada al maltrato físico que deriva en una de las formas de agresión más violenta, como lo es la muerte por razón de género, considerando que en el 2012 hubo 255 femicios, según un informe del Observatorio de Femicidios en Argentina Adriana Marisel Zambrano, que coordina la asociación civil, La Casa del Encuentro.

"Para deconstruir el sistema patriarcal y machista tenemos que cambiar la cultura que impone estereotipos para hombres y mujeres", señalaba Fabiana Túñez, integrante de dicha asociación civil feminista, en una nota sobre las claves para lograr la equidad de género.

La escasa difusión de los casos de violencia de género y la imposición de moldes que dejan de lado la heterogeneidad de cada mujer en particular, acallando las diversas voces que nos distinguen, y la imposición de subordinación en la relación hombres-mujeres, permiten hablar de condiciones de desigualdad evidentes.

Lo anterior, se evidencia en los medios de comunicación, ya que la sección en la que usualmente se ubica a las mujeres es la de Sociedad con temas vinculados a la maternidad, la pareja, la moda y lo doméstico, reservándose la sección política para los hombres, con escasas notas que den cuenta de los roles jerárquicos y de conducción que vienen despeñando las mujeres, en las que además se hace referencia a la belleza física, escotes o estado psicológico de dichas protagonistas.

La experiencia personal de esta directora de escuela secundaria, su lucha incesante para lograr el cumplimiento del derecho elemental de estudiar en condiciones adecuadas, de acceso digno a la educación pública, gratuita y obligatoria, invita a reflexionar sobre la importancia de la participación de las mujeres en el espacio público, para lograr, que las necesidades de las instituciones, barrios, y diferentes ámbitos de los que están al frente, sean escuchados, y que sólo ellas por vivenciar directamente esas situaciones, pueden plantear.




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