Cuentas pendientes: hacia la trama completa de los hacedores del Golpe

Fuente: infojusnoticias.gov.ar 

Con sus idas y venidas, en estos 30 años de democracia se ha logrado, a través de la lucha incansable de los organismos de derechos humanos, reforzada en el último decenio, por una decisión política concreta, el juicio y castigo de los genocidas que implementaron el plan sistemático de secuestro, tortura, muerte y desaparición de miles de hombres y mujeres argentinas. Todos víctimas del terrorismo de Estado que en su expresión más virulenta comenzó a fines de los 70, haciendo estragos no sólo en la vida humana sino también en la propia estructura económica, social y política nacional.

Sobre esa trama de intereses y complicidades, trata el libro que fue presentado el pasado jueves 26 de septiembre, en la sede de gobierno de la UNR, titulado "Cuentas Pendientes. Los cómplices económicos de la dictadura", resultado de una exhaustiva investigación realizada por Horacio Verbitsky y Juan Pablo Bohoslavsky, con la colaboración de diversos autores. 

"La participación de sectores civiles no es novedad, se supo desde un principio, desde el Juicio a las Juntas. Se trata de actores económicos que fueron encubridores, socios, instigadores, conspiradores, ejecutores y beneficiarios del Golpe Militar", expresó Verbitsky al iniciar su intervención en una sala colmada de asistentes, de las más variadas edades.

Al respecto, el periodista de Página 12 y presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) indicó que la vinculación de empresas, personas e instituciones puede pensarse tanto desde la obtención de beneficios económicos a cambio del apoyo a la dictadura cívico militar, como así también a través de la entrega de los propios trabajadores, la extorsión y expropiación de bienes de otras empresas no afines, como en el caso de Papel Prensa, y la toma de deuda en el exterior.

Al sintetizar el contenido del libro, este autor que ha escrito sobre diversos temas políticos, económicos, eclesiásticos y de derechos humanos, dijo: "Se abordan los cambios macroeconómicos que implicó el programa económico de la dictadura iniciada en 1976, así como los casos de empresas específicas, como Ford, Techint, Ledesma, Mercedes Benz, etc.; la posibilidad de persecución penal para las personas físicas y la de reparación civil por parte de las corporaciones implicadas en los crímenes de Estado". 

Se agrega a ello, el papel desempeñado por la jerarquía de la Iglesia Católica y los medios de comunicación dominantes. Al tiempo que, el libro finaliza con un capítulo de propuestas de las que se destaca "la creación de una Comisión Nacional Investigadora que sistematice toda la información ya existente y la que se recabe sobre esta problemática". Al respecto el periodista agregó que serán necesarios recursos estatales que garanticen el funcionamiento de dicha comisión, sumado a la participación de un equipo técnico asesor sobre complicidades civiles y eclesiásticas durante la dictadura cívico-militar-eclesial, y de estructura de programas económicos, hasta "tener el cuadro completo de la situación".

"La comisión propuesta expondría, en realidad, una verdad. El informe oficial de la misma no debe implicar, así, la creación de un sistema único y centralizado del conocimiento, ni el cierre de investigaciones, sino  la contribución a un proceso colectivo y permanente de búsqueda de la verdad...", según se expresa en el libro presentado, respecto de la agenda de trabajo en torno a las cuentas por saldar.

Por su parte, el Licenciado en Economía y miembro del comité investigador del CONICET, Eduardo Basualdo, se refirió a la necesidad de comprender el nuevo patrón de acumulación que se inaugura con el gobierno dictatorial del´76, una nueva forma de reproducción del capital, que se sustenta en dos condiciones fundamentales: "La supresión de las conquistas sociales de los trabajadores y la caída en la participación de los asalariados en el ingreso nacional, a causa de una pauta distributiva que favorece a unos pocos sectores concentrados, lo que sumado al endeudamiento externo y la fuga de capitales, configuran el estructura económica argentina impulsada por la oligarquía dominante". 

Al respecto, Basualdo también mencionó que la configuración del sector de poder local, "verdaderos conductores del Estado",  cuyos intereses aparecen directamente vinculados con el capital financiero internacional, "se evidencia no sólo en medidas concretas como la Reforma Financiera del ´77, la desindustrialización, estatización de deuda privada, sino que el propio sistema represivo tiene que ver con la "necesidad" de mantener el orden y equilibrio interno, para el pleno cumplimiento de esos intereses hegemónicos", es decir, de eliminar la lucha social y política de quienes apostaban a un país más justo, edificado en los intereses colectivos.

Sobre el protagonismo civil y empresarial en dicho proyecto político de hegemonía financiera y desguace estatal, Victorio Paulón, secretario de relaciones internacionales de la CTA, dijo que un detenido análisis del proceso de concentración económica -"la cocina del golpe"- muestra que, por ejemplo, "de un total de 35 empresas metalúrgicas funcionando al inicio del gobierno dictatorial, en su etapa final sólo quedaban dos, Acindar y Techint". 

"Techint en el 76 y Acindar en el 78, inauguraron sendas plantas en Campana y en Villa Constitución, respectivamente. Al mismo tiempo, Acindar absorbió a las principales firmas de la competencia (Santa Rosa, Genaro Grasso, Gurmendi, Tamet, Navarro Heredia, Lamimfer, Bonelli Hnos.), y pasó a controlar a las pequñas...La transformación regresiva que implicó aquel plan económico pretendía, y en parte lo consiguió, la concentración económica mediante la eliminación de la enorme red de pequeñas y medianas empresas, que representaban más del 60 por ciento del empleo privado nacional", detalla en un capítulo dedicado a estos dos casos, Paulón, quien fue miembro del comité de lucha que llevó adelante la huelga en el sector metalúrgico en 1975.

A fin de lograr dimensionar la complicidad económica de la dictadura, los distintos autores apuntaron a la importancia de preguntarnos por los verdaderos planificadores y directos beneficiarios del "plan integral y estratégico elaborado por lo más granado del poder económico para acabar con lo que se dio a llamar "segundo plan de desarrollo industrial por sustitución de importaciones". 

Para finalizar, el escritor Horacio Verbitsky remarcó que el objetivo del libro se sustenta en un "creer para ver", porque según lo mencionó, "si bien hoy es inimaginable una intervención militar que tome el poder político, no es inimaginable la capacidad del poder económico concentrado para provocar una desestabilización semejante, lo que se ha padecido desde la recuperación de la democracia".