martes, 22 de octubre de 2013

Efectividad normativa y cambio cultural: materias pendientes en cuestiones de género

Charla-debate a un año de la declaración de Emergencia en Violencia de Género en Rosario. Recursos necesarios, falencias existentes y discursos reproducidos. 

Fuente: rosariostencil.blogspot.com 
  La lucha por el reconocimiento de los derechos de las mujeres a lo largo de la historia, implica retrotraer la mirada en el tiempo y dar cuenta de un proceso complejo marcado por la organización y la acción concreta de diversos colectivos de mujeres que, en sus respectivos contextos han peleado para lograr, ante las imposiciones de estructuras jerárquicas dominantes, el reconocimiento de las facultades más esenciales de todo ser humano.

  Al día de hoy, muchas de esas banderas forman parte de las conquistas obtenidas. Sin embargo, la violencia de género, y específicamente la que se ejerce sobre la mujer, persiste en sus más diversas formas, volviendo necesario el debate y sobre todo un accionar permanente por parte de los Estados, para que den respuestas a problemáticas que lejos de ser “una moda pasajera”, afectan a cientos de mujeres, cada día y en todo ámbito.


  Teniendo en cuenta tal realidad, el pasado jueves 17 del presente, se realizó en la Facultad de Humanidades y Artes de Rosario, una charla-debate de la que participaron mujeres que desde sus diversas profesiones y labores tienen contacto directo con situaciones de violencia. Todo ello, a un año de cumplirse la declaración de Emergencia en Violencia de Género en la ciudad, y con un número creciente de víctimas. 

  Para comenzar la actividad, organizada por Colectivo Feminista Malas Juntas del Frente Popular Darío Santillán, María José Gerez, militante de tal organización, se refirió a “la importancia de considerar que la violencia hacia la mujer no es sólo física o verbal sino que también se manifiesta en la diferencia salarial entre varones y mujeres, el piropo/acoso callejero, las violaciones y la difusión del rol de las mujeres en los medios masivos de información, entre otras”. Además destacó que la forma más extrema de maltrato se expresa en el femicidio, que “es naturalizado socialmente”, y cuestionó el incumplimiento de la ordenanza sobre emergencia en violencia de género, por la falta de voluntad política.

  En segundo lugar, la palabra estuvo a cargo de María Suárez, miembro de INDESO Mujer y del colectivo Desde el Pie, que trabaja en barrio Ludueña, quien aseguró que “los crímenes contra las mujeres son por convicción, porque el hombre como tal se cree dueño de la vida de la mujer, que en tanto no se ajusta a sus determinaciones, pasa a ser una amenaza a eliminar por la fuerza”.

  Luego, se refirió a la revictimización que resulta del accionar por un lado, de las comisarias barriales, donde “generalmente la mujer vive una situación igual o peor de la que ya es víctima en su familia con alguien que la considera de su propiedad”, y por otro, del Poder Judicial, ya que “los abusadores prácticamente gozan de total impunidad”.

  En relación, tanto Suárez como el resto de las panelistas coincidieron en que “las layes están, lo que hace falta es que se cumplan, que se debata cuál es y cómo se destina el presupuesto necesario”. Todo ello para garantizar una “verdadera reinserción a partir de la atención desde el área de salud, desde la asistencia económica para la autovaloración de la mujer, y programas de reeducación”, entre otros aspectos clave para la protección, según lo expresó la integrante del Instituto de Estudios Jurídico Sociales de la Mujer.

  Tomando tal planteo es que Analía Aucía, abogada feminista y docente de la Universidad Nacional de Rosario, introdujo lo que entiende es un interrogante central, respecto de si “¿las leyes sancionadas –a nivel internacional y nacional-  sirven para detener la violencia?”,  y a continuación recordó que si bien legalmente se ha derogado la esclavitud, al presente, la trata sexual es uno de los mayores delitos globales.

  En tal línea, Aucía recuperó palabras de la antropóloga Rita Segato, investigadora de los femicidios en América Latina, sobre que “la violencia como parte estructural de la cultura permite la desigualdad, está socializada en la identidad de los géneros”.  En base a ello la abogada dijo que “la violencia no es coyuntural sino estructural, lo que implica que las leyes no combaten la violencia por sí solas, no son milagrosas, sino que deben conllevar un cambio de mentalidades y para ello a su vez, deben elaborarse desde una perspectiva de género”.

Se suma a ello, su evaluación del proyecto de ley de Emergencia en Violencia de Género en la provincia, con media sanción en la Cámara de Diputados:




  Posteriormente, las periodistas rosarinas Florencia Coll y Sonia Tessa, se refirieron al rol de los medios al momento de difundir casos de violencia de género e informar a la población. Coll, periodista de Radio Universidad, aseguró que “queda mucho por hacer desde el periodismo para visualizar lo que ocurre en situaciones de violencia, para ver aquello que no está funcionando, porque los números son historias a las que siempre se llega tarde, es decir, cuando los hechos ya ocurrieron”. Sobre lo anterior, la trabajadora de prensa destacó la necesidad de comprometerse como parte de la sociedad, para indagar que está ocurriendo, y la de informar en los distintos barrios y distritos, más allá de los ámbitos usuales de discusión.

  Por su parte la periodista de Rosario 12, Sonia Tessa, comenzó su intervención mencionando: “Durante muchos años peleamos para que no se hable más de `crimen pasional´, pero se ha reemplazado tal término por el de `estupor ante el caso´, lo que evita preguntarnos por las causas de lo que pasa, descontextualizando y naturalizando esa violencia”.
Además dijo que las relaciones de género deben entenderse como parte de un sistema de explotación del hombre hacia la mujer, que lleva “a un espiral de violencia, cuyo ejercicio se vuelve un mandato, casi una obligación para el hombre que pretende actuar como ´macho´”.

  En consonancia y antes de abrir el debate al público, Tessa destacó la necesidad de modificar los discursos mediáticos, como parte de una transformación cultural, en la que es preciso “no sólo acompañar los casos, sino exponer cada historia para que se comprenda el entramado que hay detrás, e investigar las falencias del Estado, respecto del destino del presupuesto asignado y el funcionamiento de los recursos existentes”.

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