Desde mediados del año pasado un grupo de estudiantes del Instituto Superior del Profesorado Nº 22 Maestro Addad de Fray Luis Beltrán, comenzó a hacer oír sus voces mediante una serie de reclamos por irregularidades, carencias y falta de respuestas que los afectaban desde hacía ya largo tiempo.
Entre las principales denuncias se encuentran el manejo fraudulento de los fondos de una asociación cooperadora que por cierto era inexistente, el desconocimiento del destino de los fondos para la construcción de un edifico propio, y la designación de cargos a dedo por afinidad política de dos docentes pertenecientes al Instituto.
“¿Qué sucede cuándo una institución se maneja ilegítimamente? ¿Qué sucede con nosotros, sujetos deviniendo docentes, cuándo vemos cómo se premian aquellas prácticas irregulares? Lo ilegítimo va en contra del propósito de la educación, que es el de tener un sistema abierto y universal, basado en el mérito y no en una postura ideológica, ya que en un sistema así los estudiantes aprehenden que la falta de integridad ética, es un estilo de vida aceptable lo que permite que esos “valores” se conviertan en norma dentro de la comunidad educativa, y así sistemáticamente escalen hasta una posición de preponderancia social”, escribía hacía finales del año pasado Emmanuel Retamal, estudiante del profesorado de Educación Primaria del Instituto 22.
Hoy, al ser entrevistado, Emmanuel cuenta que las manifestaciones en reclamo de sus derechos estudiantiles se fueron fortaleciendo en el tiempo logrando el apoyo de diversas organizaciones sociales y políticas, de docentes y de la comunidad en general. En ese marco, se entusiasma al contar las definiciones que surgieron de la reunión que llevó a cabo, en los primeros días de febrero de este año, el Centro de Estudiantes.
“Este año, la gestión del Centro de Estudiantes planea incorporar un nuevo paradigma a las carreras de formación docente del Cordón Industrial”, detalla Emmanuel y luego agrega que el objetivo es “fortalecer el trayecto de formación con la incorporación de profesionales de la educación para brindar talleres y cursos en el Instituto para alumnos y docentes de la región”.
Vale recordar que la constitución orgánica del Centro de Estudiantes, que se creó bajo el amparo de la ley 13.392 que habilita y regula la organización de centros de estudiantes en establecimientos educativos de nivel secundario y superior, de gestión oficial y privada de toda la provincia, surgió a partir de los reclamos que diversos estudiantes comenzaron a ser explícitos dada la magnitud de irregularidades y el constante avasallamiento de su derecho a una educación pública en dignas condiciones.
“Los distintos reclamos sumado a que hubo también robos a estudiantes que salíamos tarde del Instituto, -más allá de que tenemos la comisaría al lado- nos motivó a toda esta movida. Finalmente realizamos elecciones el pasado 30 de septiembre donde se presentó una sola lista, ganamos y arrancamos”, describe Retamal, actual Secretario General del Centro. Además agrega: “Es gente que realmente está comprometida con el Instituto, que quiere fortalecer esa cuestión de pertenencia que se perdió. Hay mucho compañerismo y acompañamiento. Este año queremos traer actividades que nunca existieron porque además tenemos una historia que nos condena”.
Irregularidades
“A mitad del año pasado comenzamos a movilizarnos ante diversas problemáticas que abarcaban la pérdida de títulos, la exigencia de pago de una asociación cooperadora inexistente, la desaparición del dinero para la construcción de un nuevo edifico, unos 5 millones de pesos, así como el hecho de solidarizarnos con un grupo de docentes de la Escuela 1014, que tienen la institución destruida, porque en el comedor de esa escuela se iba a construir el Instituto 22, y si bien tiraron abajo el mismo, nunca se avanzó con la construcción. Eso quedó abierto y los alumnos tienen que ir a comer a la Biblioteca, por turnos.”
Tras relatar el itinerario de desmanejos que los llevó a movilizarse, Emmanuel cuenta que a ello se sumó que con el fin de realizar una presunta reorganización de la institución, la provincia designó a una directora, Lilian Barberi, y a una vicedirectora, Viviana Brusa, frente a lo que los estudiantes y docentes entendieron que “en realidad para hacer una verdadera reorganización se tiene que convocar a una persona de afuera del Instituto, y en este caso se trata de dos profesoras con una trayectoria larga en el 22, pero que además fueron puestas a dedo sin ningún concurso previo”.
Sobre el funcionamiento de la asociación cooperadora, el estudiante terciario indica que “nunca existió pero cobraban igual, recuerdo que cuando llame en febrero de 2013 para anotarme en la carrera de Educación Primaria, uno de los requisitos que me expuso Susana Lima fue traer la plata de cooperadora”. En relación, cuenta que “el año pasado se la citó a Lima porque se estaba construyendo una cooperadora nueva, con vecinos de Beltrán con experiencia en cooperadoras que quisieran aportar en el Instituto. Se presentaron ante los alumnos, Susana Lima también estaba, y allí algunos estudiantes comentaban que no los había dejado anotar porque no tenían la plata en ese momento, lo cual es una locura porque esto es una institución pública. También docentes figuraban en una asociación cooperadora que no existía”.
En cuanto a la demanda de un edificio propio, el entrevistado mencionó que actualmente están funcionando en el Batallón de Arsenales de la ciudad, “nos vamos mudando, antes fue en una escuela primaria, pero el tema más grave es que la plata para construir un edificio desapareció y no obtuvimos ninguna respuesta de su destino”.
De acuerdo a Retamal, el dinero prevenía de fondos nacionales, a través del programa de 700 escuelas del Ministerio de Educación de la Nación, con destino hacia la provincia para que inicie los trabajos de construcción pero ello nunca sucedió. En una nota publicada en el medio 11Noticias, el pasado 14 de noviembre, se indica que el argumento propiciado por la subsecretaria de Recursos Físicos y Logística de Educación Provincial, Cristina Di Filippo, fue que la “obra no está parada, está rescindida”, en tanto que la funcionaria sostuvo que trabajaba para reformular un nuevo proyecto y construir el instituto en otro lugar. Lo que hasta el momento no sucedió.
“Tenemos un montón de deficiencias, luces que no funcionan, no tenemos tizas ni borradores, no tenemos internet, es como estar de prestado en un lugar”, describe este estudiante de un Instituto que no sólo no cuenta con un lugar propio donde funcionar sino que las carreras que ofrece se dictan algunas en el Batallón: como es el caso de Matemática, Educación Primaria y Económicas, y otras, como Historia, en San Lorenzo, en la Ex Nacional 1, porque no hay lugar suficiente para todas las carreras.
A la calle
Desde fines del año pasado, el recién constituido Centro de Estudiantes se lanzó a la carga con una serie de asambleas para expresar sus reclamos y definir un posicionamiento común frente al nombramiento de las directoras reorganizadoras. “La decisión fue no considerarlo válido por una cuestión de transparencia y de legitimidad”. Asimismo se invitó a docentes de la Escuela 1014, a agrupaciones políticas y sociales para dar a conocer la situación del 22 y ya entrado diciembre se llevó a cabo un corte de ruta en pedido de respuesta, “porque estamos incivilizados”.
En estas acciones fue fuerte la presencia de agrupaciones como el Movimiento Terciario Evita (MTE), el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), el Frente Independiente, el Partido Obrero, y “mucha gente que se relaciona en el Cordón con el Instituto por la formación docente, eso a nosotros nos ayudó mucho porque antes nos sentíamos solos, por parte de compañeros que quizá no se sumaban por miedo y desinformación, por eso también empezamos con una campaña masiva para dar a conocer lo que los propios alumnos no conocían”.
La lucha no para
Para este año, los alumnos del 22 se proponen “renovar la mirada que se tiene del Instituto, sabemos que va a ser un trabajo fuerte y de mucho esfuerzo, pero nuestra intención es que se termine de cargar al alumno o al profesional recibido con los estigmas de la institución”, señala Emmanuel, “queremos que sea un lugar de renombre, reconocido por su excelencia académica y de una formación pensada para que la praxis docente de nuestros compañeros que egresan esté altamente reconocida”.
Es preciso mencionar que al comenzar este año los estudiantes pudieron conocer que “la asociación cooperadora se encuentra finalmente formada, eso para los alumnos es un alivio muy grande ya que contamos con una asociación jurídicamente correcta y en regla”.
Para terminar, el Secretario General del Centro de Estudiantes del terciario de Beltrán, destaca: “Observamos una falta de herencia, de reconocimiento, de ponerse la camiseta, de decir es mi Instituto. Por eso creemos que somos una nueva generación de estudiantes que intentamos transmitir ese reconocimiento, para defender y cuidar el lugar porque es lo que tenemos”.
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